Posts etiquetados ‘birch’

Las noticias en el mundo, corren a la velocidad de la luz. Las inusuales, más rápido aún, sin dudas que este caso es uno de los más polémicos y conversado de los últimos tiempos de fantasmas.

 ¿Que me dirían ustedes si yo les cuento que una abuela esta siendo acosada sexualmente por un fantasma?  ¿No me creerían no?

 Bueno este es el caso de Doris Birch, Mujer de 73 años, quien reside de la ciudad de Canterbury en Inglaterra.

 Ésta acongojada abuela acusa a un fantasma de acosarla sexualmente cada noche; asegura que, como si se tratase de un pulpo, toquetea su cuerpo cotidianamente.

 La señora mayor esta teniendo problemas para dormir desde hace unos meses. Aparentemente, por las noches recibe la visita de un fantasma que extiende una especie de tentáculos sobre su cuerpo. La mujer de 73 años, ha denunciado este acoso paranormal tanto a la policía como a autoridades cristianas: “Es como un pulpo. Comenzó hace cuatro meses. Estaba recostada en mi cama cuando sentí este extraño par de manos. Pateé frenéticamente y se marchó. La próxima vez que llegó arrojé el cobertor de la cama al suelo”.

 Sin embargo no todos le creen, e incluso ella teme que el denunciar formalmente este acoso ante las autoridades pudiese, estas puedan atribuir el fenómeno a su incapacidad para vivir de forma autónoma y le obliguen a enrolarse en un asilo.

   

 Este o estos espíritus “burlones” la tocan mientras duerme e incluso asegura que en algún momento sintió algo introduciéndose en sus partes íntimas, y ya no soporta más el no poder estar a salvo en su casa.

 La señora Birch vive sola y ha buscado ayuda en diferentes lugares, incluso ha consultado a un ministro de su Iglesia, quien cree que el problema es un espíritu perdido, pero no ha podido ayudar.

 La mujer abrumada por la situación tiene pensado llamar a los cazafantasmas locales, Ray y Baryl Herne, una pareja especialista en el tema. Ellos aseguran que atraparán al fantasma capturándolo en un “vórtice de luz” y enviándolo al “otro lado”.

 La cantidad de casos reportados en el mundo de personas que aseguran ser “violadas” por entidades extrañas va en aumento. Fantasmas, incubos, súcubo, se encuentran entre los mas populares.

Libros y películas han “documentado” casos realmente estremecedores que nos dejan la duda de que tan reales son estos seres y cuales son sus intenciones.

Una película y un hecho ¿real? 

Los dejo con una película muy famosa que me marco mucho y que en su momento el hecho de que sucedió realmente la hizo muy famosa.

 

 

¿Bueno pero que hay de real?

En 1974, el equipo de expertos del laboratorio de parapsicología perteneciente a la Universidad de California recibió una visita inesperada. Una mujer llamada Carla Moran, pero a la que aún se sigue conociendo como Doris D. pseudónimo usado para proteger su identidad, se puso en contacto con el doctor y director de dicho departamento, Barry E. Taff.

Con evidentes síntomas de angustia, Doris le contó al escéptico investigador que por las noches, en su propio dormitorio, una entidad invisible la violaba. En ocasiones la agresión sexual era tan violenta que en su cuerpo eran visibles magulladuras y heridas varias, incluso en la zona genital. En un primer momento, el psiquiatra achacó los «ataques» a un desorden mental de la mujer; pero en cuanto Doris le mostró las heridas, el dictamen inicial tuvo que ser modificado. Lo que Barry Taff desconocía en ese momento es que existía una larga casuística de casos similares desde tiempos inmemoriales.

En la antigüedad estas presuntas agresiones sexuales por parte de entidades invisibles eran atribuidas a unos seres conocidos por el nombre de íncubos y súcubos: una especie de númenes de la naturaleza o demonios que poseían principalmente a las mujeres. Por supuesto, en pleno siglo XX doctores como Barry E. Taff ya no creían en la existencia de íncubos y súcubos, sino que atribuían este tipo de fenómenos a desequilibrios mentales o a las capacidades desconocidas de nuestro cerebro. Sin embargo, el caso de Doris D. ponía en entredicho cualquiera de las dos teorías anteriores.

 Las marcas y heridas de su cuerpo difícilmente podían ser explicadas de forma enteramente científica, o al menos teniendo en cuenta los parámetros de la ciencia más ortodoxa. El caso captó la atención del doctor Taff, que decidió entrevistar de un modo más exhaustivo a la mujer, de la que por cierto sólo se sabe que residía en la localidad de Culver y que era viuda. Posteriormente hizo lo propio con sus hijos y vecinos, quienes le confesaron que ellos también habían sido testigos de los fenómenos. Desde ese instante, al supuesto agresor invisible se le conoció por el nombre de «el ente».

Regresiones hipnóticas

Los primeros estudios sobre la personalidad de Doris mostraron que gozaba de estabilidad emocional. En definitiva, que se trataba de una persona perfectamente normal. Decidido a encontrar una explicación, el doctor Taff se puso en contacto con el hipnólogo Kerry Gaynor para que indagara en el subconsciente de Doris, con la esperanza de rescatar recuerdos que pudieran aportar alguna pista.

Sin embargo, las sesiones hipnóticas no aportaron nada en claro. Mientras tanto, las violentas manifestaciones del «ser» seguían produciéndose y la investigación se centró en averiguar cuál era la causa de los arañazos y mordeduras que sufría. Un equipo de médicos, con Taff y Gaynor al frente, decidió instalarse en el domicilio de la mujer.

En aquellos días fueron testigos de la aparición de bolas luminosas, llegando incluso a obtener dos fotografías en las que aparecían reflejadas unas extrañas luces que rodeaban el cuerpo de Doris. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, pero algunos investigadores escépticos aseguraron que no se trataba más que de inusuales reflejos en el cristal de la cámara.

Lo preocupante era que Doris no mejoraba, sino que su estado se agravaba con el paso del tiempo. Los médicos temieron que la paciente acabara sumida en un estado irreversible de esquizofrenia. Ninguno de los miembros del equipo se había enfrentado nunca a una historia semejante, pero tras estudiar los escasos precedentes que existían en el mundo de sucesos de este tipo, concluyeron que las agresiones cesarían tarde o temprano.

En un primer momento, los investigadores habían atribuido los fenómenos a algún tipo de problema psíquico relacionado con trastornos del sueño, pues las agresiones siempre se producían mientras Doris dormía. Sin embargo, ante la espectacularidad de los hechos y su impotencia para hallar una solución, los psiquiatras comenzaron a tener en cuenta la posibilidad de la existencia de una entidad sobrenatural que violentaba a la mujer.

La prueba definitiva

Ni psiquiatras ni exorcistas habían ofrecido una respuesta a Doris, que continuaba sufriendo las violaciones. Las consiguientes marcas en su cuerpo, prueba de que había sido agredida sexualmente, provocaron en la mujer tres embarazos psicológicos.

Ante el cariz que tomaban los hechos, la mujer aceptó trasladarse al laboratorio de la Universidad de California. Allí se le construyó una casa de cristal en la que vivió durante un tiempo, continuamente observada por cámaras y los doctores. La sorpresa llegó cuando una noche todos los presentes pudieron presenciar una de las agresiones.

El cuerpo de Doris se retorcía y se movía como si alguien la empujara y la sujetara al mismo tiempo, pero ninguna de las cámaras registró nada extraño a su alrededor. A esta primera agresión le siguieron otras tantas, las cuales también pudieron contemplar los cada vez más asombrados especialistas.

De todos modos, parte de los médicos seguía creyendo que su mente albergaba la clave del caso. Sobre todo a partir de que en una de las sesiones hipnóticas a las que era sometida, desvelase que de pequeña había sufrido abusos sexuales, cuyos recuerdos había ocultado en su subconsciente durante años.

Por fin se abría un atisbo de esperanza, ya que la relación entre aquel episodio de la niñez y las agresiones actuales parecía clara. Además, según diversos estudios, los casos conocidos de entes invisibles que atacaban a personas podían explicarse con el mismo razonamiento: abusos sexuales durante la infancia o, al menos, algún tipo de grave desorden de índole sexual o afectiva.

La ciencia se interesa

Aún cuando parte de los médicos que trataron a Doris pensaron que su problemática sexual podía ser la causa de los presuntos ataques nocturnos, otros estaban convencidos de que la mujer sufría las violaciones de una auténtica entidad invisible.

Tuviera quien tuviese la razón, el hecho es que las agresiones continuaron produciéndose. Doris se trasladó a Texas con la esperanza de comenzar una nueva vida y perdió el contacto con los investigadores.
El caso trascendió al público gracias al libro que escribió Frank de Felitta, quien llegó a ser testigo de una de las agresiones. Posteriormente el libro se adaptó al cine con su mismo título: El ente.

La obra de Felitta no sólo popularizó el caso, sino que también incentivó a una serie de neurocientíficos a estudiar desde un punto de vista estrictamente académico el fenómeno de las violaciones provocadas por presuntos seres invisibles.

Fuentes:

http://historia.alamedianoche.com

http://www.whatsonchengdu.com